domingo, 18 de abril de 2010

Fruta

En un principio existían las naranjas y los limones. El hombre del sur sólo conocía las naranjas y por eso un dia, cansado de ellas, decidió que lo más lógico sería intercambarlas con sus vecinos del norte y así ambos tendrían naranjas y limones.
Los años pasaron y el hombre se cansó de limones y naranjas. Circulaban rumores sobre la existencia de un pueblo del este que cultivaba un novedoso fruto rojo. - ¿Rojo? Demasiado exótico y extravagante para mí- pensaron algunos hombres. Finalmente, tras mucha deliberación y trifulcas, se tomó la democrática decisión de emprender un viaje hacia lejanas tierras desconocidas en busca de dicho fruto. Finalmente, el tomate hizo acto de presencia en las vidas de los productores de cítricos, y con él una estremecedora novedad.

Los productores de tomate, sorprendidos pero no cautivaos por las naranjas y los limones, consideraban que su fruto eran má nutritivo y se negaban a realizar un intercambio limpio. -Dos tomates a cambio de un limón.-Solían decir con tono tosco y ofuscado ante los siempre sorprendidos comerciantes extranjeros, que irremediablemente cedían seducidos por la idea de traer a su pueblo semejante novedad.

Con el tiempo, emocionantes novedades sacudieron los mencionados pueblos: Plátanos, kiwis y peras...asombrosos ingenios de la naturaleza cuyo valor, se temían los tomateros, limoneros y naranjeros debía de ser exorbitado.

Pero se equivocaron. Nuevos problemas nacieron de estos nuevos ciudadanos del aún más lejano este. Éstos no se contentaban con fruta alguna, en cambio, les seducía la idea de lucir los bellos ropajes de estos desconocidos comedores de naranjas, limones y tomates.
Los fruteros, emocionados y contentos ante semejante noticia, no dudaron en cederles toda la ropa que quisieran a cambio de sus nuevas frutas. Al fin y al cabo llevaban toda la vida cultivando el arte de la moda y ésta no tenía ni secretos ni aparentemente límites materiales para ellos.

Así, todos vistieron preciosos ropajes con distintos motivos y comieron sus naranjas, limones, tomates, plátanos, kiwis y peras. Y fueron realmente felices.

Un día llegaron a la aldea inicial unos señores montados a lomos de bellos corceles. C-a-b-a-l-l-o... decían los forasteros a los incrédulos nativos.-¿Cuántos ropajes querrás por una de tus bestias?-preguntaron nerviosos y expectantes ante las posibilidades que se abrirían en sus vidas.

-¿Ropa?, no gracias, nosotros ya tenemos ropa, y naranjas, y limones, y tomates, y plátanos y kiwis. Nosotros queremos dinero-Dijeron los forasteros entre risas. Entonces empezaron los problemas.

Imagen:Sheila García - Texto: Anthony Coyle

1 comentario:

  1. Hola, me ha gustado tanto este relato como los posteriores y la conjunción texto-imagen en ellos. Pero en éste debo decir sólo una cosa: si tan nutritivos consideraban los tomates ¿por qué cambian dos tomatres por un limón?

    Un saludo, seguid así.

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